«EL HOME BIEN BARBADO Y BIEN AMOHINADO»
(Para Carlos Zubillaga)
Esta barba cubrió con su maraña
mi rostro de perfil en calma plena,
mas el mar con borrascas que me llena
en negras ondas mis recuerdos baña.
Un punto fijo su mirada daña
sin poder enhebrar jamás su pena,
la clara frente de amplitud serena
con gesto duro del pensar se empaña.
Así quedó trazada mi figura
en el hastio de prisión oscura
mientras su fin con fe viril aguarda.
No te extrañe del «home bien barbado»,
pasa, pues en su pecho al sol cerrado
la miel en flor para el amigo guarda.
Amigo Carlos: el demonio mando no tiene...
(E. de Urquiaga)
|