Nere gorringotik
BILBO, HERRI MUNDIALA
(2006, apirila)
Honako hau ez zen irratirako jaio, baina nola Bilboko Tas-Tas Irratian irakurria izatera iritsi zen, bego hementxe euskarazko jardunen erdarazko postre moduan. Idatzi, berez, O.E. artista multimediaren erakusketa folkloriko-kontzeptual baterako idatzi zen artistak berak eskaturik (nolatan bestela ni holako saltsa batean?), eta delako erakusketa hori zen “bilbainada” izeneko kantuen inguruko kontuena, eta Espacio Abisal deritzan txokoan egon zen bistan 2006ko apirilaren 28tik aurrera. Jakin beharrekoa da “Petiso”, izen-deituraz Jose Lejarraga, Biotz-alai eta Urretxindorra koruetako kidea dela, eta Bilbotarrak musika-elkarteko presidentea. Pueblo mundial / herri mundiala. Gauza bera al dira? Ez dakit ongi erdaraz “mundial” horrek ze hots ateratzen duen belarri-barruragoan, baina nik badaezpada bota. Dakidana da, ustez behintzat, euskaraz hitza adiera horretan Urola bailarako jendea hasi zela esaten orain 30en bat urte, eta nik hemen, halaxe komeni zitzaidalako (Bilbo herri, Bilbo mundu...), erdarazko jardun batean sartu dudala eta ez dirudiela gainera oso aldrebes gelditzen denik, hitza euskaraz esateari utzi samartu diogun honetan.
BILBAO, PUEBLO MUNDIAL
Bilbao es villa , Bilbao es pueblo. Y Bilbao fue pueblo que canta. En el coro (quirieleison), y en la tasca (¡aupa!). No canta el negocio, no canta el banquero, no canta el hierro. Canta el pueblo, porque, como dice Petiso, “todo viene de la alegría”. Todo viene de Biotz-alai y de Biotz-ardau. Esto va de cuando cantaba el chimbero, de cuando cantaba el bochero. Antes de hacerse espectáculo, de hacerse cultura. De cuando todo venía de la alegría. De antes del triunfo del autismo estereofónico y del autismo en general. Viene de cuando la vida, la vidilla e incluso la vidorra estaban aquí. Y la vidilla estaba hasta en la Gran Vía misma, llena de cafeses, luego convertidos.pervertidos en bancos, casas del gran dinero, del dinero que es miedo y no canta. Cantaba el pueblo, sí, pero donde mejor cantaba era en Zabala, en La Vieja, en SanFran y en Cortes; con el puterío, con la gente sin nombre, que es la academia verdadera. Bilbau de la merlusa y el bacalau, anterior al txuleterismo y sus desvariaciones. Bocho, pueblo, gente. Gente colgante. Colgada también, pero sobre todo colgante. Y el pueblo.gente de Bilbao tuvo que hacerse chulo y farol. Había que salvar el pueblo, la vidilla, el aquí (y el ahora, claro). Salvar la vida aquí (que es el único sitio donde puede estar) frente a las películas del más allá. “Más allá de estas fronteras, en un lugar lejano, en tal o cual ciudad, está la vida”. Y Bilbao dijo “no”: la vida está más acá; está, sin ir más lejos, aquí mismo. Tomates en Deusto, sardinas en Santurce, txakolingorri de Baquio y el puente de Portugalete; y en el mismo Bilbao... agua, el agua de donde venimos todos, los seres vivos y los vivísimos. Y Bilbao inventó la autoestima, la autoayuda, la superación y la supuración de lo propio. (Va el bilbaíno a hacerse análisis y lo de siempre: colesterol bien, lo otro bien, pero la autoestima demasiado alta). Y Bilbao dejó de ser pueblo, o no dejó, pero se hizo mundo. Bilbao como mundo. Mapamundi de Bilbao. Y somos agua. El 75% del cuerpo es agua, y el 75% del mundo es agua, sí, pero agua de Bilbao. Eau de Bilbau. Bilbao se hizo mundo, y el mundo estaba en Bilbao, cabía en Bilbao. Pero Bilbao no cabía en el mundo. Estaba que se salía. Porque la vida de verdad se sale, y la vida de verdad siempre es la de aquí, de cualquier “aquí” que se diga: esa es la gran enseñanza, y por eso, en agradecimiento, quien más quien menos, somos todos de Bilbao, y por eso se descubrió que el bilbaíno nace donde quiere. Bilbao.mundo no es ciudad. Al Bilbao de la autoestima y la bilbainada no le hace falta para nada llamarse “ciudad”. Le basta y le sobra con ser pueblo. “Viva Vizcaya cantora, / viva Bilbao que es mi pueblo”. Bilbao.mundo no se resignó a figurar en el catálogo oficial de las ciudades del planeta (¡qué vulgaridad!). Lo de la ciudad, la boronería de la city, vino con el cine, los ejecutivos, el pop.rock y la llamada cultura juvenil o de planta joven del Corte Inglés. La ciudad, la Graaaan Ciudad, luces de la ciudad, historias de la ciudad, planificación de la ciudad: inventos de aldeanos y boronos, metidos a constructores.creadores. La eurociudad, la euskociudad o Euscal Hiría: el fanatismo de lo Gris (gris camaracomercio) que es la negación de Bilbao pueblo.mundo, la negación de lo popular y lo mundial, el triunfo de los bancos de la Gran Vía. Esto es Bilbao, señores, no Singapur o Hong Kong; esto es el oeste europeo, no el megaurbanizado y rascacielado sudeste asiático, donde el delirio de La Ciudad arrasa con todo. Y no es eso, ¡jolín! Canta el chimbero, canta el bochero (¡aupa, aupa!). Bilbao pueblo, Bilbao mundo, pero sobre todo Bilbao cachondeo. Aquí se expone y se repone la vidilla de Bilbao. La Gran Vida de Bilbao. La vida cantada. Oier Etxeberria, después de mucho preguntar, mucho escuchar y mucho txikiteo, ha metido aquí una parte de ello. Algo, porque todo no cabía. La mayor bilbainada es algo bien simple. Tan simple como esto: la vida está siempre aquí, en este pueblo, en este mundo. En Bilbao, en cualquier sitio.
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