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Al llegar al final de este trabajo, como
cada vez que reflexionamos sobre los tratados euskeralógicos
más o menos extensos, nos viene a la memoria la siguiente
consideración: que parece imposible vivan o estén
grabados en un cerebro euskaldun, a veces sin cultura de ningún
género, tantas fórmulas, giros, locuciones, modismos
gramaticales, vocablos, acepciones lexicográfocas... en
una palabra, todo el material lingüístico que, a duras
penas y muy incompletamente, alcanzan a registrar los diccionarios
y tratados gramaticales que van publicándose.
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