www.armiarma.eus
idazleak eta idazlanak Herri literatura TESTUAK Corpus arakatzailea Klasikoen Gordailuari buruz



El borracho burlado
Franzisko Xabier Munibe, «Peņafloridako Kondea»
1764

      [liburua osorik RTF formatuan]
      [inprimitzeko bertsioa PDFn]
      [Literaturaren Zubitegia]

 

Iturria: Teatro zaarra. Gabonetako ikuskizuna. gabon-sariak. El borracho burlado, Pedro Barrutia, Sor Luisa, Xabier Munibe (Gabriel Arestiren edizioa). Auspoa, 1965

 

aurrekoa hurrengoa

ADVERTENCIA DEL AUTOR

 

        Si toda esta pieza teatral desmerece —como dije hablando de mi traducción del Marischal Ferrant— desde el Teatro a la prensa, es mucho más sensible esta pérdida en las óperas cómicas, pues éstas divierten más aún sobre las tablas mesmas por los embelesos de la música que por la representación, y, desnudándolas de toda aquella gracia y espíritu que las infundía la música, y hasta de la que las prestaba la representación, quedan enteramente frías y sin alma ninguna.

        Este motivo de cobardía —que aunque es el mesmo que insinué allá, es todavía acá de mayor fuerza— sube mucho de punto cuando hago reflexión del diferente interés que tengo en una y otra pieza. En la primera no tenía más parte que la del traductor, exponiéndome sólo a la crítica de poco hábil en este ejercicio; pero en ésta me confieso por su autor, y salgo por responsable de todos sus defectos.

        Conozco que estos son muchos: ella no tiene aquel interés que empeña comúnmente al auditorio, pues la falta el cebo del amor, agente tan socorrido en los teatros para atraer y fijar la atención de todos; la poesía parecerá tal vez lánguida y poco nerviosa, y, en fin, acaso no faltará quien la critique de que no se observa en ella el rígido precepto de las tres unidades.

        Para aquietar estos escrúpulos diré, no obstante, que, en cuanto al interés de esta ópera, creo puede prestarle bastante la expectación en que está el auditorio acerca del paradero del chasco que se previene a Chantan Garrote, que es el héroe principal de ella, y que si no he mezclado nada de amores, ha sido por las circunstancias de las personas que estaban destinadas para su representación, a cuyos caracteres he procurado acomodar los diferentes personajes que introduzco en ella; que, en lo que toca a la poesía, he puesto mi cuidado en que sea un romance llano, y un estilo que se acerque de la prosa, no debiendo extrañar los defectos que pueda haber en ella, de quien nunca ha tenido numen, ni menos le ha ejercitado; y, últimamente, que en las tres unidades es a mi parecer donde tiene menos irregularidad: pues aunque es cierto que se pueda decir se juntan varias acciones, la principal es la de dar un chasco a Chanton Garrote, haciéndole creer que se ha vuelto en un gran señor, poniéndole luego en el apuro de verse despojado de su grandeza y amenazado a una horca, y por fin hacerle una burla que le llena de confusión; y, siendo todas las acciones dirigidas a este fin, puede asegurarse que la acción es una y no más; en las unidades de tiempo y lugar hay todavía menos que tachar; pues si bien es verdad que desde la tienda del zapatero pasa la scena a los dos cuartos del Marqués, suponiéndose que el zapatero vivía en los cuartos bajos de este caballero, no se debe reputar por mutación del lugar.

        Muchos ejemplares y autoridades pudiera citar aquí para corroborar mis disculpas y sincerarme para con los críticos: pero no quiero añadir a la molestia de la pieza mesma la de un prólogo largo, y acabo con dos advertencias.

        La primera se dirige a aquellos que notarán la mezcla que se hace del vascuence y castellano, pareciéndoles más regular el que todo fuese en uno de los dos idiomas. Digo, pues, que mi primera idea fue de que toda esta ópera fuese en vascuence: pero luego me faltó la dificultad del dialecto de que me había de servir en ella. Si me valía del de Azcoytia, hubiera sido poco grato a todo el resto del País hasta la frontera de Francia, por la preocupación que tienen contra el vascuence o dialecto de Goi-erri; y, si quería usar del dialecto de Tolosa, Hernani, San Sebastián, etc., exponía a los actores a hacerse ridículos; pues sería difícil que todos pudiesen imitarle bien. Por esta razón, pues, me hube de contentar con reservar el vascuence para lo cantado, haciendo que todo lo representado fuese en castellano.

        La segunda advertencia es, que la traducción castellana que se ha puesto al lado del vascuence para la inteligencia de los que no entienden esta lengua, va en prosa, así porque no ha habido tiempo de disponerla de otro modo, como porque discurro sería muy dificultoso el que con la sujeción del metro pudiese hacerse la traducción con igual claridad.

        No me detengo en repetir lo que dije en la otra ópera para probar de que nunca fue mi intención el imprimir ni ésta ni aquélla; pues lo mucho que lleva de vascuence ésta, es una prueba evidente de ello, porque sería presentar al público una pieza poco recomendable, y esto no es regular en ningún autor.

 

* * *

 

NOTA: Sé muy bien que hay una comedia —o no sé si ópera cómica— en francés, de una idea muy parecida a la de ésta: pero protesto que ni la he visto ni la he leído: y lo que más es, no sé con certeza su título, mucho menos su autor.

 

aurrekoa hurrengoa