L I T E R A T U R   A L D I Z K A R I E N
G O R D A I L U A

 

 
 

                   - Orrialde nagusira itzuli
                   - Stultifera Navis aldizkaria
                   - Ale honen aurkibidea

                   - Ale honi buruzkoak (azalaren irudia eta fitxa)

Aurreko artikulua— Stultifera Navis-1 (1982) —Hurrengo artikulua




 

 

Del color de tus ojos cuando muero, Elena

 

José A. Blanco

 

A Tamara Vázquez

 

Es quizás porque la tarde es gris, del color de tus ojos Elena, o porque el aire de la  peste se respira casi con suavidad, que te sientas sobre una roca, perdida la mirada en la  infinita inmensidad de tus ojos, Elena. El mar es allí gris, casi hastío, y escupe su soledad de espuma sobre una tierra indiferente, casi muerta, y tú, poeta del barro y de la rabia, escondes tu inconsciencia en una mirada ausente y delgada.

        Oyes Elena, trance de abanico, destino como pluma que acaricia mi piel, mis párpados, mis labios, mientras yo aquí, sentado, palpo suavemente tus senos de clavel, mademoisille Elena, pálida frente, y llueve llueve llueve, livianamente, emborronado el aire en esta soledad de hombre que mira al mar para encontrar tus ojos Elena, porque te vi , te vi y no me miraste, pero seguí creyendo en dios ,creyendo en ti para, luego, morir.....y escupes en el suelo y tus ojos de loco enamorado siguen perdidos en el horizonte sin regreso de tus ojos de mar, Elena.

        Tanto tiempo, y quizás, tanto recuerdo, y nunca nunca nunca, porque te vas y dejas mi corazón desnudo, y yo, llorando de rabia y de deseo mirando al mar para ver tus ojos, besar tus labios, tocar tu pelo, y el mar se burla de mi y escupe su espuma de desprecio sobre mis piernas, Elena.. El caso es grave, tanto tiempo y quererte más que nunca, sin sentir esta lluvia de olvido que me empapa, viviendo cada día de tu recuerdo, de tu recuerdo tenue y difuminado, suave. Vamos, Elena, sopla esta pelusa, este hilo del fracaso, de este fracaso humano de hombre que ama , esta alga, esta nada, esta medusa de tu recuerdo tibio de luz de crepúsculo, porque si no Elena, soy capaz de morirme para siempre y dejar que el mar y la lluvia disuelvan tu recuerdo y lo lleven más allá del horizonte para que nunca pueda volver a verse un crepúsculo del color de tus ojos Elena.... y sigues sentado mirando al mar y a la nada, viendo en el reflejo de cada ola el brillo de tus ojos cuando lloran, Elena.

        Tus labios hurgan en el recuerdo y tus dedos de luz acarician un rostro que flota en una habitación oscura, una piel, unos cabellos, y sientes unas manos que rozan tu cuerpo, unos labios que acarician tus labios, unos ojos que miran a tus ojos desde la profundidad de un mar infinito. Y ves sus ojos y ves la muerte, una muerte azul que mira desde lejos envuelta en una desnudez de mar y brisa, una muerte que sonríe con labios pálidos y brillantes perlados de gotas de luz, una muerte de labios de cristal y piel de nieve que a veces me da un beso sin sonido cuando uno mis labios a los tuyos y te miro a los ojos, Elena. Y el recuerdo te atrapa con unas manos dulces y palpe tu piel y te desnuda mientras tu sigues mirando a sus ojos de eternidad azul pensando que poesía eres tú y que nunca he querido a nadie como te quiero a ti, y la tarde se tiñe lentamente del color de tus ojos en la noche, Elena, mientras gimes y lloras y el mar te va empapando poco a poco hasta que tu cuerpo desnudo se deshace de amor envuelto por tu piel de mar y brisa, Elena, y la abrazas y lloras y gimes de gozo, siempre, siempre tuyo para siempre, y descubres al fin que el placer es del color de tus ojos cuando muero, Elena, y el inmenso silencio de la muerte estalla sobre tu pálido cuerpo solitario cubierto de espuma, mientras el mar, ya negro, te mece lentamente entre las olas.

 



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