Hacia el futuro agrario

Secretaría de Propaganda y Divulgacion de la Presidencia de la República

Insospechados son los beneficios que ha experimentado el país a través de la reforma agraria. Si el 1952 el Presidente de la República se limitaba a ofrecer tan sólo un proyecto de ley que resolviera fundamentalmente el problema del agro, a fin de hacer accesible a los agricultores y campesinos la tierra económicamente improductiva en ese entonces, a fin de liberar de las cadenas medioevales a las numerosas concentraciones de trabajadores en el campo e introducir nuevos cultivos y métodos de trabajo en la agricultura en general, en 1954 el primer mandatario nos dice sin ambajes cómo aquel proyecto de ley, convertido ahora en el Decreto 900, ha venido a remover nuestra economía. Es verdad-dice- que sus reprecusiones aún no son muy visibles pero a breve plazo el país tendrá la evidencia de una actividad económica inusitada.

        Si tomamos como base los datos que el Presidente expone en su informe al Congreso Nacional del 1º de marzo del año en curso, debemos advertir que han sido entregadas un total 3,809 campesinos, 35 fincas nacionales que acusan una extensión de 16,646 hectáreas, del 17 de junio de 1952 (fecha en que se promulgó la ley) al día en que dió a conocer su mensaje; en tanto que a los trabajadores campesinos establecidos bajo el plan cooperativista, fueron entregadas 4,102 hectáreas de las propias fincas nacionales, a un total de 1,743 trabajadores. En cuanto a fincas de propiedad privada, los datos proporcionados elevan su total a 39 propiedades que mantienen una superficie de 19,593 hectáreas. Es decir, las familias de los trabajadores agrícolas y campesinos beneficiados ascienden a 5,785 personas, que han obtenido de los latifundios 22,193 hectáreas de las 103,522 que hasta la fecha citada habian sido expropiadas.

        No cabe la menor duda que las repercusiones económicas resultantes del trabajo de nuestros agricultores, en las diversas extensiones que hasta hoy les han sido entregadas así como la diversidad de cultivos a que se han dedicado, ofrecen un halagüeño futuro para las condiciones del país, pése a las maniobras interesadas que continuamente han pretendido hostilizar el desarrollo de esta básica ley protectora de nuestra economía —racionalmente agrícola— en que se desenvuelve desde la pre-conquista, Guatemala.

        Nos limitamos a señalar de manera exclusiva las maniobras, para dejar de un lado la propaganda tendenciosa que, por ignorancia o mala fe, se ha vertido en torno a este avance social que por su magnitud y trascendencia, es innegable para todos los sectores sociales de nuestra nacionalidad.

        Dentro y fuera del país con un total irrespeto a la libre autodeterminación de los pueblos, con un total carencia de sentido hacia la significación de «soberanía», se ha conspirado día a día contra nuestras conquistas revolucionarias que no encierran más que un mensaje de paz, libertad y justicia social, y entre las que cobra perfiles de importancia innegable, la Ley de Reforma Agraria. De esta manera, hemos visto cómo con profunda desfachatez, en un alarde de jesuiticas intrigas, la United Fruit Company no ha cesado un sólo momento de desplazar sus conocidas fuerzas foraneas para confabularse contra esta reconquista nacional, contra este triunfo de los guatemaltecos, que ahora se aprestan —con un nuevo concepto del civismo— a defender a toda costa en el baluarte que representa un paso hacia la liberación económica de Guatemala.

        Por esta razón, la X Conferencia de Caracas, hizo que América suspendiera por breves momentos sus sístoles y diástoles, frente a la clara exposición que nuestros delegados hicieran de la realidad de este país que ahora marca un pulso incontenible de Río Bravo a Patagonia, llevando nueva sangre, nuevo impulso a los pueblos mayores que ahora aprenden nuestro ejemplo en las luchas democráticas sobre el terreno de las grandes conquistas.

(Erdeldunak erosi orria.)

Guatemala, C. A.