Comentarios a un articulo de "Gernika"
Nicolás de Ormaechea Orixe
Nuestro buen amigo Don Isaac López Mendizabal ha publicado en el número de Julio-Septiembre de 1950 de la Revista "Gernika" un articulo bien vasco por su idioma y por su sensatez, que conviene conozcan los vascos que prefieren escribir y leer en erdera. Voy a dar sus principales ideas, que merecían grabarse en oro. "No parece, dice, sino que gran parte de los vascos llevan dentro de sí un académico de su lengua. Si alguno se lanza a escribir en euskera, le salen señalando defectos y más defectos. Que si emplea muchos neologismos, que si su sintaxis no es vasca, que si la x y la tx no representan bien los sonidos que pretenden, etc., etc.,
Otros muchos, señalando los defectos de los demás, nunca escriben nada por su parte si no es en erdera. Parece que andan a caza de gazapos y que ese es su único oficio, en el cual encuentran especial regocijo. No hacen más que desanimar a los demás con sus críticas burlescas; y lo que es peor, no quisieran que se escribiese nada en nuestra lengua.
Recuerdo, prosigue, lo sucedido a un individuo de esa Cofradía. Hallaba tachas sin cuento en escritos ajenos y escribía artículos en español, poniéndolos en solfa. Pero le llegó a él mismo la necesidad de escribir en nuestra lengua, y de critico pasó a criticado. Buen correctivo recibió.
No hemos de hacer caso, añade, de hombres tan ruines. Escribamos todos los que podamos y cuanto podamos y cuanto se pueda, sin miedo a nadie, intentando roturar todos los terrenos. No cuidemos demasiado de los primores de dicción, ahora que estamos todavía a los comienzos, para no desanimar ni hacer existir a los principiantes. Pasemos por alto defectos, apreciando su buena voluntad. Si a unos hace desistir el desaliento, otros que comenzarían con buena voluntad, se sentirán retraídos por el miedo.
No nos fijemos demasiado en minucias ortográficas ni en ciertos neologismos menos bien formados. Ahí vemos otras lenguas llenas de errores. Si empezásemos a recorrer las faltas que se cometen en castellano, francés, inglés, apenas hallaríamos nada derecho.
¿Qué cómo hemos de escribir en vasco? Como cada uno pueda. Nadie está obligado a más de lo que puede. Bien o mal, con faltas o sin ellas escribamos cuanto podamos. El mismo escribir mucho, abrirá su camino. Y no olvidemos nunca el dicho: " a los vascos en vasco".
Hagamos algunos comentarios a ese artículo. Tres tendencias y actitudes positivas se deben distinguir en el intento de hacer literatura vasca: la de aquellos que buscan lo solo popular; la de aquellos que intentan lo literario elegante y científico; la de aquellos que anhelan ambas cosas. La cuarta tendencia es absolutamente negativa, cobarde y traidora: la de los que nunca escriben en vasco y zahieren a los que escriben.
La cobardía merece punto y aparte. El pobre escritor que no encuentra palabras ni expresiones euskéricas suficientes, y rehusa emplear palabras descaradamente erdéricas, toma o inventa otras, aunque quizá no satisfagan ni a él mismo, y desafía con tesón la rechifla ajena. No basta tachar de atrevido al que osa componer vocablos sin dominar bien la Gramática. Si los que la saben no lo hacen, alguno tendrá que atreverse. Este atrevido es valiente. Para inventar neologismos no hasta la ciencia gramatical; hace falta además la valentía. Conocemos a más de uno que no escriben porque no se atreverían a estampar palabras descaradamente erdéricas, y continúan en silencio, o lo que es peor, mortificando a los que emplean neologismos. Estos son valientes... desde talanquera.
Voy a presentar un caso bien singular de valentía procedente de cobardía. Asistía yo a Misa Mayor en Santa María de Tolosa el día de San José. El Presbítero N. furibundo tradicionalista, fue el encargado por el Párroco para predicar el panegírico del Santo. Nos pronunció un discurso peinadito y matizado de neologismos de... JUVENTUD VASCA. No se atrevió a usar palabras españolas.
Otro cobarde por otro concepto. En una reunión de vascos académicos, el Arcipreste X de la Parroquia Z. nos explico una parábola evangélica en euskea puro, según lo conceptuaron al salir del Templo. Preguntada mi opinión, a quien siempre toca hacer el eterno protestante, dije que estuvo muy mal. Todo el tiempo había estado evitando usar una palabra erdérica un poco descarada, la única que le hubiera bastado, para explicar el meollo de la doctrina, y se anduvo por las ramas. Tras de que eso es hacer traición a la palabra de Dios por la palabra humana, es también cobardía. ¿Que no se atrevía a usar la palabra erdérica? Cobarde en ambos casos.
Hay que hacer frente a todo. Así es como hemos oído conferencias sin color, olor ni sabor, huyendo el conferenciante de toda idea comprometida. Eso es todavía peor que usar neologismos.
" Lo popular, lo popular " me está zumbando en los oídos. ¿Y qué es lo popular?
¿Quién es el pueblo? No es tan fácil la respuesta. El mero pueblo lector no existe. El que lee vasco en nuestro País peninsular es Sacerdote, religioso, seglar de alguna ilustración; pero todos ellos forman un tanto por cierto muy escaso de nuestra población. El resto no lee nada. De manera que ciertos escritores nuestros que escriben (muy poco claro está) en estilo que ellos creen popular, no serían entendidos por ese resto de pueblo. El pueblo más o menos ilustrado, ese pueblo limitado que he referido, es precisamente el pueblo que desearía algo más que coplas y cuentos, si se los dieran, y a ese hay que atender.
El que escribe cuentos y coplas sin salir e lo popular, hace muy bien; el que se sale de ahí para roturar nuevos terrenos y expresar con palabras populares, en cuanto se pueda, cosas más levantadas, hace mucho mejor; el que hace ambas cosas será invulnerable por la critica de mañana, al menos en su tendencia, y quizá en sus resultados, como camino, este tecrecro es el mejor y el único. En la manera de recorrerlo está la dificultad. Y al que lo recorre mal, hay que enseñarle a recorrerlo mejor con el ejemplo. Antes de que comience entre nosotros la encarnizada lucha de otras naciones, es menester salgamos al paso para evitarlas.
Las propagandas de Aitzol, Altube, Larreko, principales portaestandartes de lo popular, no suficientemente explicado, no merecen llamárselas guerra; pero tienden a extenderse y es preciso atarjarlas. El malogrado Aitzol me suplicaba en una ocasión, que diluyese más mi poema para que fuese más inteligible. Le respondí que para él era oscuro en efecto, porque no supo bien el euskera desde niño, y no lo volvió a dominar nunca; que si mi poema era comprendido por el pueblo, con el cual iba suficientemente controlado, no le iba yo a quitar por Aitzol fuerza ni sabor popular. Ahí tenemos a un popularista que no supo lo que era popular vasco.
No se atrevió a sacar la misma conclusión el P. Mocoroa, a pesar de haber dejado de entender algunos o bastantes pasajes en primera letura. En una segunda, lo recorrió junto a su madre, completamente iliterata, y esta le aclaró una por una las dudas que su hijo había apuntado, y le dio variantes folklóricas de interés. Pues el P. Mocoroa sabía un rato más de euskera que Aitzol, y sabe otro rato más hoy que todos quizá cuantos escribimos. " Yo que me creía el más vasco de mi casa, me dijo, me vi vencido por mi madre." El comentario de aquella anciana lo estimaré siempre mucho más de lo que me diga de elogioso la crítica rimbombante.
¿Se quiere ignorar o, pasar por alto lo sucedido en otras naciones a este propósito? El pueblo griego que, dividido en dialectos y subidalectos como el nuestro, llegó en mejores tiempos a formar su koiné o dialecto unificado, se ha perdido modernamente en acérrimas disputas para formar dos lenguas diferentes: la katharevusa o purista, y la demotiké o pupularista. Al final han tenido que pactar ambos bandos.
Y vamos todavia más arriba. ¿Que Homero fue escritor pupular? Poquito a poco. Que tiene muchas cosas muy populares, no hay duda; que tiene otras impopulares, menos duda cabe; que su verso heróico, el altisonante hexámetro fue absulatamente impopular, es lo más cierto. Se ha llegado a afirmar últimamente que el hexámetro no nació en indeuropeo, sino que fue adoptado por él. Sea de esto lo que fuere, es cierto que el verso en cuestión se acomoda admirablemente al griegoy al latí, por su sistema de silabas largas y breves en duración de tiempo. Con todo, quedó siempre impopular. Se ha afirmado también que la Ikada es una rapsodia de trozos que anteriormente se cantaban en Grecia. Imposible, al menos en la forma que les dio Homero. ¿Qué este transformó el verso popular en verso erudito? Pues que no se haga de la Ikada un poema eminentemente popular en todos los sentidos. Repróchese a Homero el desaguisado que hizo, y eso... que no era vasco. ¿Con qué música popular se cantaban esos hexámetros de la Ikada si es que se cantaron alguna vez? ¿Se prestan ante todo a la música popular? Si el "Chelidon, chelidon" de Anacreonte lo siguen cantando los niños en Grecia al aparecer la golondrina cada primavera, si se han conservado el "Katholopyromai"y algunas indicaciones melódicas de fragmentos de trágicos, es porque el verso que emplearon era popular.
Llegaríamos muy lejos si recorriéramos la historia reciente de los nelogismos en Polonia, Hungria, Checoeslovaquia, y las fieras disputas a que han dado lugar. Que el estilo erudito, con neologismos usados moderadamente sea necesario, parece un postulado en toda lengua que aspire a tener vida pujante. ¿Y por qué se nos ha de negar a los vascos, teniendo recursos propios mucho más abundantes las lenguas que nos rodean? Se levanta el grito como si no se hubiese nunca duda en otras naciones el caso de nuestros pobres escritores. Se han creado neologismos sin duelo, desenfrenadamente, en otros pueblos, sobre todo si con la cuestión lingüística ha ido junta la cuestión patriótica. Ejemplo bien reciente, Alemania. Los que comenzamos a ser viejos, recordamos perfectamente lo que sucedía en la Corte de Guillermo II, el Kaiser. Tuvo que imponer un marco de multa en su Palacio al que emplease palabras y frases francesas, sobre todo de cortesía, que eran muchas. ¿No tenía derecho Alemania a depurar su lengua?
Todavía no ha surgido entre nosotros un Strossmayer, y quizá llegue a surgir e imponer como él todos sus nelogismos. Veríamos, si pudiese haber reacción.¿Sería mejor no hacer nada y dejar perecer la por invasión pacífica, y en nuestro caso sañuda, de otra?
No quisiera dar excesivas alas a los nelogistas más desatentados, ni dejar de aguijonear a los holgazanes y cobardes, cuando no sañudos antivascos. Contra los primeros no hay otro remdio que enseñarles a formar bien los neologismos y formarlos uno mismo con el ejemplo; contra los otros queda siempre el reproche de que no hacen nada ni quieren dejar a otros, e insultarlos por cobardes. Mil veces cobardes! Que aprendan siquiera a callar.
El Señor Arotzarena, cmpletamente ignorante de nuestras tentativas de estos cincuenta años, ha aseverado que los traductores peninsules escribimos en un idioma que no tiene nada que ver con la sintaxis vasca: que no hacemos más que yustaponer palabras. Le retamos con el más neologista de Juventud Vasca contra León, Haraneder, Duvoisin o cualquiera de los continentales, o peninsulares tomando los mismos trozos de Evangelio que tradujeron. Ningún traductor vasco del Nuevo Testamento ha traducido bien nunca las fórmulas de la Consagración del pan y vino, salvo el P. Zabala Arana de Juventud Vasca. Todos los demás han caído en la herejía gramtatical de los idiomas vecinos al decir au da nere gorputza, au da nere odola, en lugar de au nere gorguptza da, au nere odolola da. Al decir, " este es mi Cuerpo" refiriéndose a lo que tenía en las manos, gramaticalmente se excluye al Cuerpo que lo sostenía, si bien teológicamente sahemos que era el mismo. Este es (el de las manos) y no otro, es el sentido gramatical. Por sintaxis entiendo lo que Arotzarena entiende por " Ordre des mots".
Quizá habrá ocasión de volver sobre algunos puntos interesantes de Gramática como el que ha suscitado el Señor Altube hablando de "Los peores barbarismos". Aunque no en la sintaxis propiamente dicha, en la construcción estamos erderizados más o menos, absolutamente todos.
|