Las expresiones y la expresión
Nicolas Ormaechea
Ha corrido por ahí como dogma, sostenido por Vinson y Unamuno y otros copistas de ellos, que la lengua vasca carece de términos abstractos y de poder abstractivo. Es una ligereza de tantas que se han cometido contra nuestro idioma, si no siempre por mala fé, algunas veces por ignorancia, o por falta de reflexión actual. En el caso de Unamuno, que conocía suficientemente el euskera, creo que se trata de lo último.
Comencemos por los términos abstractos. Decir que nos faltan, es lo mismo que decir que también nos faltan concretos, sobre todo para necesidades modernas, si es que no nos resignamos al empréstito. Pero hay una realidad de que conviene darse cuenta, y uno la advierte al hacer traducciones de otras lenguas. En las lenguas que nos rodean, hay muchas abstracciones, sobre todo generalizaciones, viciosamente hechas, y esas no las podemos traducir, ni las debemos traducir. Lo que cabe es, corregir la lengua de que traducimos. Pongo un ejemplo entre centenares que pudiera yo haber notado en mi último libro que me han mandado traducir. "Esta misma oración se repetirá durante toda la octava."Señores, la octava es el octavo día, no el conjunto de todos los días del octavario. Si yo hubiese traducido "zortzigarren osoan", la gente se me echaría a reir, y con razón. Si digo zortziurren (serie de ocho días), o zortzialdi (conjunto de ocho días), corrijo el original, y todos los vascos me entienden ese lenguaje popular, que matiza tan admirablemente con los sufijos (y quien dice sufijos dice abstractos) -garren, urren, -aldi. De estas correcciones podrá verificar muchas el que lea "Urte guziko Meza Bezperak".
Una lengua que tiene Gramática tan abundante como la nuestra, dicho de otra manera, tanta variedad de modos generales de expresión, ¿cómo es posible afirmar que no abstrae, so pena de caer en contradicción? Muchísimas palabras que franceses y españoles agrupan bajo un concepto general, no están bien derivadas de la primera idea, porque escapan a ella. Desde que caí en la cuenta de este hecho, mi táctica de traducir ha sido la siguiente: dudar primero de si en el original estará bien expresada la idea, y una vez confirmada la incorrección o inexactitud, cosa muy frecuente, corregirla en su lenguaje original; y si esta no tiene recursos suficientes gramaticales, ponerla debidamente en el mío. Esto es de lo que no cayeron en la cuenta Unamuno y otros muchos vascos, detractores y apologistas.
En un campo tan inmenso de experimento, me ceñiré a examinar solamente los casos declinativos. Quién iba a decir, viendo nuestro intrincado verbo, y tanto y tanto sufijo, fuera de los declinativos y conjugativos, que nos iban a acusar de tener un cerebro poco abstracto? Pero voy a mi objeto, a examinar la declinación.
Empezamos por tener doble sujeto, el uno meramente nominativo, y el otro posesivo. El primero es sujetivo (del verbo ser y de todos los verbos que tienen este verbo por auxiliar) y el segundo objetivo o del verbo haber, y de todos los que tienen este verbo por auxiliar. Gracias a esta distinción, nosotros no podemos confundir nunca los auxiliares en sus formas conjugadas, como lo hacen el español y el francés. Si decimos nik izan, nik ukan, no podemos decir nik naiz o ni dut.
Pasemos al genitivo. Es también doble y muy util para distinguir la posesión y filiación, de la locación o del lugar. Cuando en español o en francés hallamos expresiones "de la Iglesia", tras de no saber si el de corresponde al genitivo o al ablativo, en el mismo genitivo tenemos que reflexionar si la Iglesia esta tomada como persona o entidad moral, o simplemente como edificio o templo sito en un lugar. Nosotros (que dicen que no tenemos cerebro abstractivo), en el primer caso diremos Elizaren y en el segundo Elizako. Señalo de paso el error de un pasivista. Al decir "ori gizonak egiña da"se ha afirmado que el sufijo -k es residuo de "gizonako "cosa absurda e imposible, porque -ko se aplica siempre a lugar y nunca a persona, sino -ren. Aunque la persona tenga que estar en algún lugar, nosotros no solo hacemos la distinción entre los dos conceptos sino que también tenemos expresión apropiada para cada uno. Notemos además, que la expresión "ori, berak egiña da"tiene otra usual equivalente "ori, berak egiña du". Esta última es la más auténtica para los que hablamos dialectos orientales y la primera, incluso nos disuena. La clasificación de los verbos debe ser, pues, otra de aquella a que nos tienen acostumbrados.
Caso dativo. La frase "para la Iglesia"tiene un triple matiz que escapa a nuestras lenguas vecinas. Si decimos: "Elizarako arriketan gabiltza"(estamos acarreando piedra para la Iglesia), se precisa bien que para el edificio material. Estaría muy mal dicho en ese caso Elizari y Elizarentzat. Si una persona deja en testamento dinero Elizari, es para que la Iglesia disponga de él, en provecho propio o de los pobres, etc; pero si lo deja Elizarentzat, es para beneficio de la misma Iglesia, persona moral. (Y, nosotros no tenemos expresiones abstractas!!)
Ablativo propio o de punto de partida. Distinguimos si ese punto es un lugar material o una persona: -dik, -tik, separación de un punto material; -gandik, separación de una persona. Aqui hay un subcaso que algunos pudieran confundir. En las expresiones "es de S. Sebastián"y "viene de S. Sebastián"(Donostiko, Donostitik) nuestras lenguas vecinas no tienen equivalente. Es natural de y es procedente de, son dos conceptos bien diferente. El latín vulgar lo confundió al traducirlo. Unde es tu? = De dónde eres? Sería chocante en vasco decir nondik en vez de nongo. De toda esta serie de matización de conceptos carecen el latín y el griego.
Uno de los casos declinativos más pobres de nuestras lenguas vecinas, es el que expresan con la preposición de. Da lugar a muchos conceptos deficientemente formulados, que nos hacen sonreir. Si me preguntan: "es esta la carretera de Bayona?", no Señor, respondo; es la carretera de S. Juan de Luz que conduce a Bayona. En buen vasco se dice "Baionara bidea"o bien, "Baionarako bidea". Los que dicen "Baionako"están influidos por los romances. Cuando me manden traducir "el temor de Dios"o "la fé de Cristo", digo que Dios no tiene temor, y que a Cristo no le hace falta creer. Será el temor a Dios y la fé en Cristo. El Prefacio de los Apóstoles no es el que ellos compusieron, sino el que se ha compuesto en su honor. Como ni las Letanías de la Virgen. La fiesta de S. Agustín, no sabemos si es la que él mismo celebra en el cielo, o la que nosotros celebramos aquí en su honor. La memoria de S. Benito, no es la que él tiene o hace de sí mismo, sino la que nosotros hacemos de él. La Misa de Difuntos, no la han compuesto ellos. La vuelta de Francia, no es que ella dé vuelta sobre sí misma, sino que los ciclistas se la dan. En un periódico, "suite de la première page"(seguida de la primera página) es la segunda; pero lo mismo ponen en la 3a o la 5a. Debieran decir "continuación de lo de la primera página". Y así en otros mil casos.
Para concluir, lo mismo en español que en francés (me refiero a la Gramática y no al vocabulario) tienen que buscar muchas expresiones particulares o repetirlas, por falta de buena expresión general. La pobreza real les trae una riqueza aparente. Tienen que tener expresiones, porque les falta la expresión. En cuanto a la composición y derivación gramatical (fruto de modos generales del decir) cualquiera ve la pobreza de las lenguas vecinas comparadas con la nuestra. Los franceses están muy ufanos de tener una lengua bien matizada. Distingamos: el vocabulario sí; la Gramática no, sino bien pobre. Aunque a nosotros nos falten por el momento palabras modernas (moneda fraccionaria), tenemos el oro de la expresion; la facultad de abstracción.
Bidarray, Agosto de 1949
|